¿Qué puede ocasionar el temor de ir a la escuela?

consejos prácticos le daría a un padre de familia para que el niño o la niña venzan este temor.

 

El temor o el miedo es una emoción  necesaria y adaptativa que todos hemos experimentado cuando nos enfrentamos a algunas situaciones ya sean reales o imaginarias, en el caso de los niños los miedos constituyen un factor casi constante   durante su desarrollo, como el miedo a la separación, a los extraños, a algún animal, a la oscuridad, a dormir solos y a la escuela, entre otros.  Estos miedos en general son pasajeros,  desaparecen sin ninguna intervención terapéutica y la mayoría de las veces no tienen repercusiones a futuro. Así como son pasajeros puede volver a aparecer el mismo miedo ya superado ante una circunstancia en particular como una mudanza, la muerte de alguien querido o el divorcio de los padres. Además hay que tomar en cuenta de que es adecuado tener miedo en algunas circunstancias para defenderse o protegerse, deben tener temor de jugar con electricidad, con fuego, por ejemplo.

 

Hay que diferenciar el miedo de la fobia, la fobia es un miedo irracional y exagerado a una persona, situación u objeto en particular, es muy intenso para el niño que lo padece y para los que están cerca ya que es difícil de manejar cuando se presenta  ya que el niño tiene deseos de huir de la situación ,  puede presentar síntomas como llanto, gritos, agitación, palpitaciones, sudoración, palidez, intranquilidad o quedarse inmóvil y callado, no escucha, no acepta sugerencias, esto debido al estado de terror en el que se encuentra. Las fobias alteran mucho la vida cotidiana y el funcionamiento normal del niño por lo que deben ser tratadas por un especialista, y no intentar que desaparezca por otros medios como exponer al niño a lo que le produce terror, esto podría empeorar el cuadro.

El miedo puede ser provocado por situaciones reales o imaginarias, y en la infancia es muy común que sea originado por situaciones imaginarias ya que les es muy difícil distinguir lo imaginado de lo real, pero no por esto los padres deben subestimar los miedos que presenten sus hijos y  deben estar pendientes si hay alguna situación real que los provoque. Por ejemplo podemos tener a un niño que tenga temor a ir a la escuela y él hace todo lo posible por no asistir, antes de suponer que es un miedo pasajero que no tendrá repercusión, tendríamos que averiguar si está pasando algo real en la escuela a lo que  pueda tenerle miedo, alguna situación con la maestra, con un compañero etc. Esto puede ser primero conversado con el niño, preguntándole a que le tiene miedo, usualmente los padres piensan que porque el niño es pequeño no va a poder expresarse o no va a decir lo que siente, y se sorprenderán de lo que pueden contar ellos si solo se les pregunta y se les da un espacio para hablar de lo que les molesta o le temen.

Si el temor es de origen imaginario se le debe aclarar que eso a lo que el teme no va a suceder (usualmente son situaciones muy improbables), que sus padres siempre van a estar para apoyarlo, se pueden hacer arreglos con el mismo niño, preguntándole que situaciones lo harían sentir mejor para poder ir a la escuela más tranquilo, usualmente no son exigencias muy difíciles de cumplir y el temor desaparece muy pronto.

Es importante resaltar el papel de los padres en el manejo de estos miedos, si alguno de los padres se muestra también temeroso o inseguro al manejar estos miedos en el niño o el mismo tiene miedos a otras situaciones, no podrá darle la tranquilidad necesaria  al niño para superarlos y se reforzará el temor ya que estará dándole a entender que tiene razón al tener miedo.  En estos casos se sugiere que sea el padre que no presenta estos miedos el que hable con el niño y le de la seguridad que necesita.

Algunas veces no es fácil distinguir entre un miedo y una fobia y tampoco les es fácil a los padres manejarlos, en esos casos lo mejor es acudir a un especialista en el área como un  paidopsiquiatra, psicoanalista o psicólogo infantil que pueda hacer el diagnostico entre una fobia o un miedo transitorio y resolver la situación con los padres y evitar   que se agraven y permanezcan los síntomas en el tiempo, limitando la calidad de vida del niño.

 

Dra. Lizbeth Ponce M.

Psiquiatra de adultos e Infantil. – Psicoanalista.

Integrante del equipo de Psi-qué

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